Entre doce silencios camina, seis a cada lado de sus recuerdos, mutismos interrumpidos por la realidad, reavivados por la ociosidad que le regala la sociedad.
No ve flores marchitas, ni nieve en la cumbre de la montaña de su infancia; se apaga el nogal ocupando el primer lugar en su afónica docena, ve huellas marcadas en su camino, y lucha sellando su horizonte.
Hay sombras borrando miradas vacías, descubre al silencio dando las mejores respuestas.
El ruido es intenso, tanto, que se convierte en voz.
Me paso algo parecido Alfonso, aunque en mi caso no es nada fácil, con dos muchachitas a cada rato llamándome y pidiendo esto y aquello.
Gracias a los dos Alfonso y mari Luz.
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Será la edad, pero sólo quiero silencio. Huyo del ruido. (Escrito desde la ciudad con más ruido de España, hoy).
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El silencio e sun buen consejero.
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